Para Demian


Originalmente lo publiqué aquí

Cuando lo envié, me pidieron que redujera el texto, lo cual me dolió mucho porque según yo, era algo que se tenía que leer completo. Esta versión de aquí abajo, esa sí es la completa.



 21 Of The Most Iconic Kisses In History | Berlin wall, Fall of berlin wall,  Berlin




Demian:


Aunque los nombres de esta carta sean falsos, tu sabrás quién soy. Mis letras son más compasivas contigo de lo que yo misma me permitiría, eso es porque no me es posible tener casi ningún resentimiento hacia ti, hay algo en mi memoria que me lo impide, y me desgarra. No fuiste perfecto, no necesitaste serlo, pero algo me duele y me hace recordarte con cariño en igual medida. No he sabido nada de ti en mucho tiempo, y de alguna manera eso me da nostalgia, porque me trae recuerdos de cuando según estábamos juntos, pero en realidad no estabas ahí. Yo era la esposa de un náufrago, buscando a su esposo en esbozos de lejana fotografía. Hoy es lo mismo, aunque ya no estamos formalmente juntos. 


Te escribo esta carta porque nunca la mandaré, no quiero que la leas. Después de todo, no es para ti, sino para ti en el pasado. Para ti cuando te conocí, cuando tenía nubes en la mirada y sólo salía el sol cuando estabas frente a mí. Tu mueca era malvada, pero tu corazón era puro. Tu encanto era pasado de moda, igual que yo, pero carismático como yo nunca seré.  Recuerdo que cuando leí ese libro de Herman Hesse, me preguntaba, si tuviera que escoger a alguien de mi vida que representara lo que Demian fue para Sinclair, un guía extraño, un mago, quién sería. Ese serías tú. Tú serías mi Demian. 

Tú fuiste ese nexo entre los dos mundos, mi sombra, porque eres todo lo que yo no soy. Eres mi conexión con el mundo, una abstracción propia, el momento presente, una mente única. Tú llegaste del otro mundo para mostrarme que había algo más allá de mi mundo conocido, el visible, y así otros significados llegaron a mi vida contigo. ¿Qué sería de Apolo sin Dionisio? ¿Qué sería de una vida perfecta sin nunca invitar al caos? ¿Cómo podríamos tener una visión completa del todo ignorando la sombra, nuestra propia sombra?


Recuerdo que genuinamente te interesaste en que encontrara el mundo profundo para poder despertar en él. Recuerdo cómo me temblaban las manos intentando encontrar las tuyas. Te recuerdo desafiante, siempre vestido de negro, la fragilidad con la que tus manos estaban dibujadas, y tus lentes oscuros que significaban que eras tú contra el mundo. Después fuimos nosotros contra el mundo, y fue hermoso. Nadie sabía bailar, no hacía falta, siempre lo hicimos en nuestros propios términos. Recuerdo tus cartas cuidadosamente escritas, cada rastro de tu letra contenida para no mostrar su propio temor. Nuestros corazones rotos y reparados. Teníamos los huesos rotos, pero no dudábamos en correr. Tengo recuerdos falsos en los que nosotros somos la pareja besándose frente al mundo de Berlín que inspiró “Heroes” de David Bowie, porque una vez me dijiste que esa canción te recordaba a mí. Ahora no puedo escucharla sin llorar pensando en ese amor que me tenías. 


Uno de esos días de intermitencias, cuando pasaron los años sin ti, me miraba los brazos. Los sentía extraños porque no podía entenderlos, ni su sensación de que les faltaba algo, y cómo eso los tenía intranquilos. No entendía que les faltabas tú. Aún no sé cómo curar ese dolor, y como creo que tu ya encontraste la forma, quiero preguntarte, qué remedio o qué poción existe para la ausencia en los brazos, en los labios, en los en los ojos nublados. El único sitio en donde no me haces falta es en el interior que invadiste y remendaste. 


Sin embargo, no quisiera que volvieras, es extraño. Hay cadáveres irresucitables. La clase de presencia que necesito ahora es tu recuerdo, y así te evoco, así te busco, en mi memoria. Es lo mejor para la distancia, conciliando lo mucho que te extraño ahora, y lo mucho que en un futuro te extrañaré. No voy a evitar emocionarme por un aniversario que ya no existe. Llegó la hora de finalmente hacerte caso, Demian. Voy a morir después de besarte, pero voy a buscarte dentro de mí cuando te necesite. Nos matarán las heridas, pero al menos serán todas nuestras, nuestra propia sangre palpitando, nuestro afecto y nuestro dolor. Nunca dudes que siempre te voy a querer. 


Te veré al otro lado del puente.


Hasta siempre,

Sinclair

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